¡¡Ah!!, que bien, todo vuelve a su ser, a su ritmo de siempre, las prisas, los cláxones pitando, los ruidos, los humos, los malos humos y la mala leche, la agresividad, las miradas asesinas, la gente arrogante, las prisas”, ¡¡que placer!!, “vienen nuevos.”
Esbozo una sonrisa sarcástica cuando te da por recordar
todos esos eslóganes para que la gente consuma su tiempo libre en lo que otros
quieren que la gente lo consuma.
Hacen una apología de paraísos, de playas vírgenes, de
lugares remotos donde descansar, donde perderse, donde dejar las prisas,
desconectar, donde,…………… llevar al ganado, ósea a los borregos que se lo creen, para
que luego vuelvan más felices, más orgullosos y arrogantes, pero, en realidad
vuelven sin solucionar nada de lo que han dejado aquí: véase lo escrito arriba:
la arrogancia, las prisas, la mala leche, la agresividad, etc.
“Huye, escápate, recarga las pilas, fuera la rutina,
¡¡JA!!,¡¡JA!!, me parto y cada vez más.
¿Dónde quedan esos relajos, esas tranquilidades, esas calmas
a la luz del atardecer en aquella playita, tomándose ese mojito, o esa
cervecita? ……….. , cuando la peña en dos días se vuelve a conectar el chip de
la productividad, la eficacia, la eficiencia, el aquí estoy yo, porque yo lo
valgo, el que se te cruza sin dar intermitentes, el que te saca un puño por la
ventanilla, increpándote, etc, etc, etc.
¡¡Ah!! que bien, todo vuelve a su ser.
Nos venden la escapada “al paraíso” temporalmente, para volver a los infiernos, a la profunda
oscuridad de una ciudad enferma, un poquito más tarde y tontos de nosotros
seguimos alimentándola, alimentando una ciudad y una sociedad enferma, por otra
parte. Pero, eso sí, con eso que dicen “de las pilas cargadas”,………. me troncho.
Siempre te están vendiendo algo, pero, para mañana, pero,
ese mañana nunca llegará y lo saben, porque no se trabaja para que sea así.
No hay “paraíso” que no construyamos día a día; que el hecho
de irnos de vacaciones, a recorrer o, a perdernos, o, a descansar no conlleva
una vida mejor a la vuelta de tan repetitivo ciclo de rutinas llamadas
vacaciones.
Si no construimos día a día nuestro propio “paraíso”,
nuestro propio rincón de respiro, si no construimos una sociedad mejor día a
día, una ciudad mejor, más vivible de nada sirven escapadas
Construirlo con pequeños gestos como dejar de coger el coche
y coger la bici o los transportes públicos o, ir andando, dejar de crearnos
necesidades que también nos venden como vitales, dejar de consumir desaforadamente
no serían malos ejemplos para empezar.